La creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor

La creatividad y la innovación requieren de personas emprendedoras,
capaces de cambiar y mejorar productos, procesos, métodos o sistemas
para hacer crecer las empresas.
Las personas con espíritu empresarial crean sus propias empresas, para
plasmar sus visiones y generar empleo y progreso en la sociedad.
Al hablar de creatividad e innovación, de inmediato vienen a la mente las
historias de éxito de personas como Steve Jobs, de Apple Computer y
Ross Perot, de Electronic Data Sistems (que fue adquirida por General
Motors).
Generalmente cuando se piensa en la creatividad, se asocia con lo
artístico y/o científico, sin embargo es algo que puede y debe ser aplicado
en todas las actividades, tareas y funciones de la administración. Por
ejemplo, incrementar el servicio ofrecido a los clientes, lanzar nuevos
productos, incorporar o mejorar sistemas o procesos de trabajo, buscar
formas de incrementar las ventas, hacer cambios en la logística, etc.
En su sentido más amplio, creatividad es generar nuevas posibilidades,
solucionar problemas, proponer cosas distintas y novedosas, pero no en
abstracto, sino con realidades, componentes y situaciones concretas. La
mayoría de los modelos para fomentar la creatividad comienzan
precisamente con diagnósticos y análisis de una situación o problema,
postulando que lo primero es, definitivamente, entenderlo y comprenderlo
realmente, y a partir de ello comenzar a buscar ideas y alternativas. Sin el
real conocimiento del entorno, el mercado y la propia organización, es
virtualmente imposible hacer contribuciones creativas.1
La innovación, en cambio, es la implementación de esa idea nueva y útil.
Es la realización efectiva que logra un cambio en el sistema, con el
propósito de mejorar y perfeccionar algún aspecto de su estructura,
contenido o funcionamiento. En consecuencia, como afirma Adair, la innovación “convierte las ideas en productos o servicios útiles, practicables
y comerciales”.2
La innovación implica dos instancias: una creativa, de búsqueda y generación
de ideas, y la otra ejecutiva, que transforma la idea en productos
que satisfagan las necesidades y expectativas de los clientes. El marketing
no sólo ayuda a la identificación de esos requerimientos, sino que aporta al
diseño, comercialización e introducción de esas innovaciones.